Años 30

años 30

Del ascenso a Primera al drama de la Guerra Civil

Osasuna tuvo que iniciar la década en Tercera División, después de la renuncia del club a jugar en Segunda en la temporada 1929/30 al no estar conforme con el grupo en el que había sido encuadrado. No obstante, la entidad supo crecer en organización y ambición. En parte, gracias al desempeño de Natalio Cayuela como presidente y Martín José Muguiro en el terreno de juego, siendo un destacado jugador de los años veinte y entrenador entre 1931 y 1933, período en el que se logró retornar a Segunda División.

Fue en 1932 cuando llegó a Osasuna uno de los jugadores más destacados de su historia: Julián Vergara. El de Olite fue el delantero más prolífico de la historia del club, ya que estudios recientes apuntan a que anotó 137 goles en 141 partidos. Fue la principal referencia del equipo de la temporada 1934/35, que lograría el primer ascenso de la entidad a Primera División. 

En la única temporada que jugó con Osasuna en primera, Julián Vergara anotó 20 goles, un récord que en la máxima categoría pervivió noventa años hasta que en la campaña 2024/25 lo batió Ante Budimir con 21.



Julián Vergara, uno de los mejores delanteros de la historia de Osasuna.

Julián Vergara, uno de los mejores delanteros de la historia de Osasuna.

El estallido de la Guerra Civil en 1936 frenó la progresión del club. La contienda bélica llevó al frente a la mayoría de la plantilla, que combatió en el bando franquista. Fallecieron jugadores (Castillo) y exjugadores (entre otros Bezunartea, Avizcuri, y en el bando republicano Andrés Jaso). Otros jugadores en activo fueron alcanzados por proyectiles (Urreaga, Muguiro, Aranaz) y lejos de las trincheras la represión se cobró la vida de Natalio Cayuela, Eladio Cilveti, Ramón Bengaray, Alberto Lamas y Fortunato Aguirre, personas que en diferentes etapas tuvieron estrecha vinculación con el club.

A la conclusión de la Guerra, Osasuna tuvo que disputar una eliminatoria contra el Atlético de Madrid – Atlético de Aviación en aquellos tiempos- que dirimió qué equipo descendería a Segunda. Habían sido los últimos clasificados de una Liga en la que no podía ocupar plaza el Oviedo al tener arrasadas sus instalaciones. Los navarros perdieron aquel partido ante los madrileños en Valencia, sumiéndose en una profunda crisis que en la posguerra pondría en serio riesgo la supervivencia del club.